Jessamine y Anael iban en la camioneta perteneciente a la primera. Conducían lo más rápido que podía ir el mismo. Habían tenido que escaparse de la casa lo más de prisa que pudieron. Las estaban siguiendo, querían y debían escapar de allí. Tomaron lo que pudieron de la casa y salieron rápidamente.
La ruta 9, que conducía fuera de Milwarry estaba un poco agrietada, cosa que hacía que el vehículo saltase (de cierto modo) cada tanto. Pero era el único camino para salir de allí, el resto de los caminos eran más peligros, abiertos, y por sobretodo, conocidos. Aún Jessamine iba pensando como fue que las descubrieron, como fue que las encontraron si había sido tan precabida, tan cuidadosa toda la vida y ahora con Anael, mucho más.
La gasolina se agotó pasando el kilómetro 57 de la ruta.
- ¿Que pasa? ¿Alguien nos esta deteniendo? - Preguntaba rápidamente Anael, preocupada al ver que el auto se detenía lentamente. Pasando su vista a su “replica”.-
- ¡Demonios! -Grito Jess golpeando el volante con ambas manos. Ladeo la vista a la jovencita.- Nos quedamos sin gasolina y sin eso no podemos seguir andando.
- Pero tenemos que irnos, ¿como nos vamos a ir si no tenemos golosina o gasoina o como sea? - Aún no se acostumbraba a algunas palabras y las confundia, mayormente por los nervios.-
- Gasolina, y podemos seguir, de a poco. Tenemos dinero, podemos buscar otro auto y seguir. -Intentaba pensar razonablemente.
Aunque la razón le duró poco, levantó la vista y vio por el espejo retrovisor, un pequeño grupo de personas venían caminando, parecía que traían consigo mochilas y cosas. Ahora si, Jessamine estaba muy preocupada. Dicha preocupación se le notó en el rostro, cosa que hizo que Anael voltease un poco hacía atrás y viese lo que venía hacía ellas.
- Sal del auto y corre.. -Musitó Jessamine. por un instante no despegó los ojos de la parte trasera.- ¡Hazlo, Anael!
Ordenó volteando el rostro a la castaña a su lado, la cual tomo su pequeño bolso y salió corriendo del auto a través del bosque que daba al costado de la carretera. Jessamine tomo su bolso e hizo lo mismo.
Fue por detrás de Anael, nunca miraron atrás. Nunca se detuvieron, solo corrían. Era escapar y vivir, o quedarse, luchar y morir (probablemente) o peor.. ser usadas para quién sabe que cosas tramadas por los Travellers..
Anael tropezó y cayó al suelo. Su tobillo se torció; Su protectora se detuvo y la ayudo a levantarse y a intentar correr un poco más pero les era imposible.
- No puedo seguir.. -Decía sollozante la ex Ancla. La culpa la invadió por completo.- Vete y déjame..-Pedía.
Jessamine negó y apenas pudo disipar una especie de entrada a una especie de caverna. La llevó hasta allí y la ayudo a bajar las escaleras, abrió la puerta del mismo, de la cual los engranajes de la puerta hicieron un ruido demasiado llamativo. Era como si no se hubiese abierto en siglos aquel sitio.
Hizo que se sentase sobre una roca grande que había allí, mientras arrojaba el bolso propio al suelo. Anael se quejo por lo bajo dle dolor de su tobillo, llevó su mano y la paso por encima de la parte herida.
Jessamine tomó una decisión. Algo terrible, pero era la única forma que tenía.
- Anael.. -La primer réplica poso su mano sobre el hombro de la joven, la cual levantó la vista y la fijo en sus ojos.- Pase lo que pase, no salgas, no hagas nada.
- ¿De que hablas? -La joven ya empezaba a preocuparse, su respiración se acelero.- Jessamina por favor no me dejes..¡No lo hagas! -Suplicaba casi sollozante.-
- Fue un placer conocerte y ser tu tutora en esta nueva oportunidad. -Se estaba despidiendo de ella.- Debo hacerlo. No salgas hasta que haya pasado todo.
- ¡No lo hagas! ¡No me dejes! -Mientras la tomaba con ambas manos propias las de ella y tironeaba de las mismas, como una niña pequeña suplicando algo a su madre.- ¡Por favor no me dejes!
- Prométeme que no saldras, Amara. -Exigió. A la morena no le quedo otra que asentir a duras penas.- Haré que alguien venga a ayudarte y llevarte a salvo .-Prometió la mujer.
Le dio un tierno beso en la frente y le sonrió de forma tierna. Se giró hacía la salida y salió, subió las escaleras, los engranes rechinaron nuevamente y un ruido secó resonó dentro del lugar. La puerta se cerró.
Anael apenas pudo levantarse de la roca y asomarse a una especie de ventana que había allí y daba al bosque. Era como una especie de sotano donde estaba, ¿Quién tendría un sótano en el medio de la nada? Quién sabe.
Al asomarse, vio a su réplica que caía al suelo, tropezándose, tal como ella misma se había tropezado y herido. Vio a una figura acercársele mientras ella aún estaba caída, aunque retrocedíaa, arrastrándose por la tierra. Parecía asustada, otras figuras se sumaron a la primera.
La ex Ancla reencarnada no podía creer lo que veía. Quería ir y ayudarla, salvarla como la mujer había hecho consigo. Pero no podía, su lesión no le permitiría hacer demasiado, siquiera correr para sacarla de allí. Hubo algo que le llamo la atención a la joven encerrada, un símbolo. No era cualquier símbolo, era el del ayudante de su “abuelo” materno.
¿Como era posible? ¿Que hacía ese símbolo allí?
La respiración de Anael se agitó aún más. Pequeñas lagrimas comenzaron a correrse por sus mejillas. Alguien estaba tomando a Jessamine del cuello para levantarla por encima del suelo, ella parecía intentar respirar pero no podía. Intentaba soltarse del agarre golpeando con ambas manos el brazo del hombre que la sostenía. Se podía oír un murmullo, como si fuese un cántico Traveller.
Pudo ver como, ese sujeto metía su mano en el pecho de la joven y pasados unos segundos, lo sacó y en su mano, había como una especie de roca brillante, en tonos rojos. No entendía que era eso ni de que se trataba. Dejó caer a Jessamine, la cual cayó de costado. Pudo ver como la roca roja era precionada y los gritos de la doppelgänger resonaban por todo el sitio. Hasta que dejaron de oírse y solo quedo polvo de la roca y el cuerpo caído de la réplica mayor tirado en el suelo.
La ex Ancla llevó una mano a su boca, cubriendo sus labios para no gritar, lloraba. ¿Como alguien pudo haber sido capaz de algo...algo semejante como eso?¿Que clase de magia era esa?
Al otro lado. En Virginia. Bonnie Bennett regresaba de hacer unas compras. Había hablado con sus amigas para saber que había estado pasando y como había muerto Isobel en el bosque. Al menos la madre de su amiga había traspasado por ella y su muerte no fue del todo dolorosa. Podía incluso sentirse la paz que la mujer tenía en ese momento de traspasar al Otro Lado.
Bonnie se detuvo un instante. Una figura parada delante suyo llamó su atención. Su energía le decía qué era y su rostro.. era un rostro conocido.
- ¿Elena? -Pregunto temiendo lo peor por su amiga. Aunque había hablado con ella un rato atrás. La figura negó y se acercó a ella.-
- Mi nombre es Jessamina Petrova. -Presentandose.- Solo quiero pedirte algo. -Bonnie solo la oía.- Dile a Hera que Anael quedó atrapada en una especie de Bóveda en las afueras de Milwarry, kilómetro 57 de la ruta alterna 9. Dile que Balthazar esta detrás de todo y que hice lo que pude para protegernos. -Parecía que estaba por quebrarse con cada palabra y cada vez se acercaba más al Ancla.- Te súplico que lo hagas.
Su voz se quebró, pero intentaba no aparentarlo. Bonnie solo asentó ante ello y la joven le dedico una sonrisa tenue, estaba lista para lo que sea que pasase. Poso sus manos en los hombros de Bonnie y cerró sus ojos, dejándose ir.
La ahora Ancla cerró sus ojos, manteniéndolos apretados y contuvo un gemido de dolor. El dolor la hizo doblegarse hasta el punto de casi quebrarse a sí misma y caer al suelo de rodillas, pero lo contuvo. Una vez que el dolor ceso despacio, la muchacha tomo una bocanada de aire y reabrió sus ojos.
Tenía que encontrar a la que la mujer que la atravesó le pidió que encontrase. Tenía que hallar a esa tal Anael y saber de quién se trataba ese tal “Balthazar”.
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