domingo, 4 de enero de 2015

« Who do you expect? An angel? Get in! »

Un rato antes..

Anael no podía creer lo que había visto. Se corrió de la ventana y se dejó caer en el suelo, con una mano en la boca, evitando gritar y ser oída. Jamás en tanto siglos de vida había visto tanta crueldad, pero si sentido aquellos dolores que le producían el ser el Ancla y que la traspasasen sintiendo lo que sus muertes habían sentido.



Se quedo allí, incada en el suelo. Sollozando, mateniendo sus ojos cerrados. Hundió su rostro entre sus manos. Un ruido la hizo salirse de su postura. Dirigió su ahora borrosa vista hacía la puerta por donde había ingresado junto a Jessamine antes que esta la dejase allí, por su seguridad.
La muchacha se levantó del suelo, aún le molestaba la pequeña lesión que se había hecho, pero trato de moverse rápido, puso su mochila en su espalda y miró hacía todos lados la forma de salir de allí sin hacerlo por esa puerta. Miró hacía el costado derecho de sí, y allí lo vio: una especie de puerta que daba a quién sabe donde..
El ruido persistía, la joven no dudo ni un segundo y con la fuerza que tenía fue corriendo hacía allí, haciendo fuerza para abrir la puerta que parecía hacía.. siglos que no se abría. Luego de unos segundos de forcejeo la puerta cedió y se pudo abrir, haciendo un ruido asemejado a un chillido. La joven entró y cerró la puerta tras suya. Era otra habitación pero sin nada, podía ver luz que provenía desde detrás de una reja. Atravesó la habitación, forcejó con la reja un par de segundos hasta que esta cedió, rechinando un poco. Las escaleras eran algo largas pero se empeñó en subirlas y luego de varios minutos luchando con su dolor, llego al final de las escaleras, espero unos segundos para recuperar un poco de energías y siguió avanzando a paso rápido por el bosque, lo que menos quería era ser hallada y asesinada, tal como su única familiar viviente había sufrido un rato atrás.
Corrió y corrió tanto que no supo que tan tarde se estaba volviendo, solo podía notar como la luz del día se disipaba entre medio de los árboles, quienes ocultaban cada rayo de luz que eran poco probables que pudiesen seguir ingresando a través de ellos.

La respiración de la joven era agitada, sus ojos opacos, pequeñas gotas de sudor comenzaban a correrse por el costado de su rostro. El calor corporal y lo pesado del ambiente no ayudaban demasiado a la muchacha.
Llego a una carretera. Miró hacía los costados, nada se veía. A lo lejos, muy a lo lejos parecía que dos faroles se acercaban y a gran velocidad. Solo por instinto la joven corrió por el costado de la carretera hacía donde venían los dos faroles acercándose, quería huír de ello, solo por temor a que fuesen ellos de nuevo.
Nunca miró hacía atrás. Solo cuando sintió la vocina del auto, apenas lo hizo. No reconoció el vehículo, pero era insistente. El joven se paró, decidida a hacerle frente por primera vez a alguien, luego de tantos siglos, estaba resignada, sollozante, temía pero no lo demostraría.
El auto se acercó a ella y bajo la ventanilla del lado del pasajero.

-¡AMARA SUBE AHORA!

La voz de una mujer, joven resonó desde adentro. La mencionada se acercó cuidadosamente para verla en detalle. La reconoció.

- ¿Mora?

Pregunto dudosa, la conductora simplemente sonrió dulcemente y le hizo un ademán para que subiese.

- ¿A quién esperabas? ¿A un ángel? Sube ahora, tenemos poco tiempo antes que lleguen.

Explicó. Amara simplemente asentó, abrió la puerta del pasajero y subió con cuidado de su tobillo. Una vez dentró. La conductora arrancó a toda potencia el auto, no era muy llamativo, pero si era ultimo modelo, bien equipado y “a la moda”. Por decirlo de una forma.

- ¿Donde esta Jessamina? Dijo que vendría contigo -Pregunto la joven mujer viendo de reojo a su acompañante.-

- Ella.. Ella.. -La joven, ex ancla no sabía como decirlo.- Murió.. -Apenas pudo decirlo, antes de corrrer la mirada hacía el costado por la ventanilla.-

- ¿Como qué.. como que murió? -La conductora pasaba su vista de la jovencita a su lado hacía el camino. Parecía el shock.- No, no, Jess era inmortal, no puede morir. -Hablaba rápido y nerviosamente.-

- Le arrancó el corazón...lo volvió cenizas.. -Recordaba Anael con voz entrecortada.-

- ¿Quién lo hizo? ¿Lo viste? ¿Lo reconociste? -Preguntaba sin pausar la mujer, acelerando un poco más. Vio que Anael le asentía.- ¿Quién era, Amara?

- Balthazar.. -Fue apenas un susurro, lo suficientemente audible para su acompañante, la cual parpadeaba varias veces.-

- Bien...iremos entonces a la casa de Tsia a ponernos seguras. Es lo único que queda.

Mora, como bien había sido llamada por la joven Anael; Era un ser suseptible, no le gustaba ver a su familia sufrir, y consideraba a las réplicas de Amara, su prima, como parte de la familia. La conductora de ojos claros siguió con la vista fija en el camino, tratando de razonar aquello. Y por sobretodas las cosas, pensaba seriamente en llamar a su madre y avisarle lo ocurrido.


Más tarde, caía la noche, el calor y la pesades del aire podían notarse muy bien en el ambiente. Amado y Minerva había recibido la noticia de que su prima/sobrina lejana Jessamine había fallecido a manos de alguien que creían de confianza.
Así que, no tuvieron mejor idea que ir a hacerle una visita a su viejo amigo-enemigo Abraxas. Luego de un largo camino, llegaron al piso donde residia aquel sujeto, sin previo aviso y sin nada de calma, derrivaron la puerta e ingresaron. Todo estaba oscuro. no se oía nada.
Minerva impaciente hizo un ademán con las manos y las luces se prendieron automáticamente. El rostro de sorpresa de Amado al ver el cuerpo donde era residente Abraxas fue notorio. Minerva se llevó una mano al pecho. Miró a su primo, el cual le devolvió la vista. Un tanto preocupado, se acercó al cuerpo y trato de meterse en la mente, a sabiendas que los últimos recuerdos son frescos y que quedan grabados en la memoria incluso pasados 24 horas de morir.

Amado se puso de rodillas al lado del cuerpo que yacía en el suelo y colocó su mano derecha al costado de la sien izquierda del sujeto y el dedo gordo de su mano sobre la frente, cerró sus ojos un momento y vio lo último que el hombre habló, vió, escuchó incluso. Solo una frase quedó grabada allí. “Un nuevo mundo  esta llegando..” “Y tu ya has cumplido con tu deber”. Solo ahí las cosas se volvieron nublosas y el joven principe quito su mano de allí.

- ¿Que sucedió? ¿Que viste? -Preguntaba Minerva preocupada, sin desprender la vista de su primo.- ¡Amado! -Solo ahí, el muchacho le devolvió la vista- ¿Que viste? -Repregunto.-

- Tenemos serios problemas, eso vi... -Replico el joven.- Vamos.. tenemos que avisarles al resto.

Decía a medida que se levantaba del suelo sacudiendo su traje del polvo del que tenía e iba hacía la puerta seguido por la rubia.
Ahora si estaba preocupado. “Un mundo nuevo esta llegando.” Retumbaba en la mente del joven que alguna vez fue un príncipe Griego, ¿Querían exterminar a su madre y tía? ¿Porque alguien que es sobrenatural tal como ellas y como todo lo que crearon querría hacerlo? No podía entenderlo.
Salieron del edificio y subieron a la camioneta que tenían, el muchacho le explicaba de forma calma y breve lo poco que había visto y oído. Estaban preocupados. Y tenían razón en estarlo...

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