La noche caía, las horas se habían pasado y la misma llegaba esplendorosa y brillante, sin luna, solo una clara noche asomandoEn Withmore, Charles Gold, o mejor dicho Abraxas estaba terminando sus últimos planes, sus últimos detalles para completar el plan: quería doblegar a las brujas y hacerlas pagar por todo lo que han causado, todo el dolor y el sufrimiento, pero más importante. Quería que ambas muriese así el hechizo, la maldición que pusieron sobre él y los suyos al fin sería destruido.
- Veo que estás concentrado.. -Sonó la voz de una mujer con un acento particular. Charles levantó la mirada hacía ella y fijo sus ojos castaños casi verdosos en la misma.-
Amor | Lujuria | Pasión | Venganza | Celos | Posesión | Muerte | Tragedias y mas. El lugar donde las mentiras son mas importantes que la realidad. Donde una Vida de Mentiras vale mas que cualquier otra cosa. Basado en la serie y libros The Vampire Diaries. Continuidad de "The Vampire Diaries: Bloodline"
miércoles, 26 de noviembre de 2014
«"Mommy loves you.."»
viernes, 21 de noviembre de 2014
« The true »
Anteriormente...
"- ¿Quién...Quién..eres?
No podía negar que la mujer era bellísima, tenía esa particular mirada, la cual la reconocía a la perfección pero.. estaba confundido sobre quién era la mujer. Aunque al parecer lo había oído prometer lo que le prometió a Hannah y.. No, no podía ser lo que estaba pasando por su mente. "
"- ¿Quién...Quién..eres?
No podía negar que la mujer era bellísima, tenía esa particular mirada, la cual la reconocía a la perfección pero.. estaba confundido sobre quién era la mujer. Aunque al parecer lo había oído prometer lo que le prometió a Hannah y.. No, no podía ser lo que estaba pasando por su mente. "
martes, 18 de noviembre de 2014
«Lo prometo»
Isobel salió apurada de su nueva residencia, cerró bien la puerta principal, y camino hacía la vereda por la cual siguió su camino, llevaba consigo un pequeño bolso en tono negro, combinando con su atuendo en tonos similares. Sin notar que sus padres estaban de la mano de enfrente a ella, observándola, viendo como había cambiado y crecido.
De pronto, ambos la perdieron de vista, ya que la aparente joven mujer uso su velocidad vampírica para desaparecer y llegar más rápido a su destino.
Pasaron solo unos minutos para que la Petrova llegase a la Mansión Salvatore, a la cual entró como si fuese su propia casa. Al entrar, vio a Rick y a Stefan hablando.
No le dio importancia a ello, se acercó a quién fue su esposo alguna vez y le dio una bofetada con todas las fuerzas que poseía su cuerpo y su condición vampira. El hombre se llevo la mano al sitio golpeado, donde había quedado marcada la mano de la mujer.
De pronto, ambos la perdieron de vista, ya que la aparente joven mujer uso su velocidad vampírica para desaparecer y llegar más rápido a su destino.
Pasaron solo unos minutos para que la Petrova llegase a la Mansión Salvatore, a la cual entró como si fuese su propia casa. Al entrar, vio a Rick y a Stefan hablando.
No le dio importancia a ello, se acercó a quién fue su esposo alguna vez y le dio una bofetada con todas las fuerzas que poseía su cuerpo y su condición vampira. El hombre se llevo la mano al sitio golpeado, donde había quedado marcada la mano de la mujer.
viernes, 14 de noviembre de 2014
«Hillary»
Flashback.
1994. Hospital Reginal, Downtown, Virginia.
Un joven de no mas de 20 y tantos años, caminaba acompañada de un policia hacía la Morgue del Hospital.
La muchacha miraba cada sitio detalladamente, aún no podía creer el estar en esa situación ni mucho menos el saber que tendría que, posiblemente reconocer el cuerpo de alguien querido, pero...así era.
Llegaron a la amplía puerta de la sala, la cual fue abierta por el oficial, quién le cedió el paso, mientras el médico se acercaba a estrechar su mano a modo de cortesía.
- Señorita, sé que esto habrá de ser doloroso pero.. debe hacerlo.
Dijo el médico al verla, como preparándola para lo que le esperaba a la joven. La cual, clavo sus ojos azulados en el hombre, ojos que ya se hallaban humedecidos con el solo hecho de pensar que quién se hallaba en la mesa cubierta por esa fina sábana era su madre.
- Esto lista..
Simplemente dijo dando unos pasos hacía allí, mientras el médico se acomodaba de forma paralela a la jovencilla. Soteniendo el borde del manto que recubría el cuerpo, miró a la muchacha la como para asegurarse de ello, pese a su estado. Volvió su vista al manto y lo corrió un poco, dejando ver a una mujer de un poco más de unos 40 y tantos años, que práctiamente no se le notaban, cabellera negra azabache y con algunos bucles aún firmes en ella.
- ¿La conoce?
Preguntó el oficial a su lado y el médico dirigió su mirada hacía la joven, expectante.
Los ojos de la muchacha se humedecieron, sus ojos azulgrisaceos se volvieron aún más marinos de lo que eran, llevó una de sus manos a sus labios, cubriéndolos, no podía correr la vista de la figura que yacía allí. Lo único que atinó a hacer fue a asentar a duras penas.
El médico anotó en el informe que la “jane doe” ya no era más así, sino que había sido reconocida.
- Diga su nombre.- Pidió el oficial, como para que constase.-
- Es... Hillary Génesis Flemming.. -Con voz entrecortada. Trataba de contenerse pero no podía, pequeñas lagrimas afloraron de sus ojos y se escurrían por sus mejillas.- Y...soy su hija.
Fin Flashback.
Isobel subió las escaleras de la casa donde vivía prácticamente corriendo, fue hacía una de las habitaciones y se metió directo en el armario, quería bajar una de las pocas cajas que le habían quedado y que Rick había conservado de ella, ya que sabía lo que significaba para la mujer.
Una vez que la bajó, la poso en el suelo y se arrodilló a su lado. Una caja polvirienta, vieja, de color de marrón, tenía una inscipción al costado «recuerdos de familia», era lo único que le había quedado de sus padres, de su familia en sí y lo llevaba consigo, tal vez por miedo a terminar de perderse a sí misma, tal vez por arrepentimiento, dolor.. ¿Quién sabe? pero lo único seguro era que lo llevaba consigo siempre y al parecer, Rick lo había conservado por ello, era parte de la humanidad de la mujer y era lo único que quedaba de ella.
Se quedo viendo la caja unos segundos, pasando su mano por encima pero sin tocarlo, dudaba sobre si abrirlo o no, pero al final lo hizo, quitó la cinta que traía encima y lo destapó. Un pequeño retrato estaba de primero, recubriendo lo de abajo. Una foto en la cual una muy jovencilla niña se hallaba entremedio de sus padres, la madre tenía un vientre abultado, como si le faltase poco para dar a luz.
Isobel sostuvo la foto unos segundos, sin poder despegar su vista de cada figura en ella, pasando la punta de los dedos indice y medio de la mano izquierda, las lagrimas se escurrieron por sus mejillas, algunas impactando en su trayecto final en dicha foto.
Nadie supo como había sido la infancia de la mujer, pero había sido la infancia normal de cualquier niño: consentida, mimada, querida y protegida de sus padres. Incluso cuando tenía 15 estuvo a punto de ser, por primera vez, hermana mayor... pero eso cambio con la muerte de su padre. Esa había sido la última foto que tenía con su familia, con sus padres, con su no nato hermano.
Quitó rápidamente la mano de sobre la foto y la dejo de lado, no era eso lo que realmente estaba buscando, quería asegurarse de que su memoria fuese real y que la letra de la nota fuese de la persona que se suponía que provenía. Corrió un albúm familia pequeño que había y allí estaba. El diario de su madre.
Desde que había tenido que sacar las cosas de la misma de la casa, nunca se había atrevido a leerlo por temor a lo que pudiese hallar allí. Pero lo abrió en una de las páginas y presto atención al detalle de las letras, la forma de las mismas. Sacó de su bolsillo la nota que había llegado con el medallón y pasaba su vista de uno a otro, comparándolos.
Eran iguales, coincidian. No había duda alguna que fuese la letra de Hillary Flemming. Y esa letra era incluso imposible de copiar, si lo sabría Isobel..
Guardó la nota de vuelta en el bolsillo y cerró sus ojos queriendo contener las lagrimas que seguían en su intento de escaparse de sus ojos. Ojos que eran muy similares a los de su madre.
Cuando los reabrió, la curiosidad la pudo más que nunca, quería armarse de valor y leer la última anotación que estaba allí, quería saber si su madre había escrito algo antes de hacer lo que hizo, antes de cometer semejante acto contra sí misma.. Abrió la última página y lo leyó..
« Querido Diario...
Has sido testigo de todo lo que viví, sentí, sufrí y lloré. Pero ya no puedo más...La pérdida de mi esposo y de mi..de nuestro bebé. Creí que el trabajo me ayudaría pero..No me ayuda a olvidar. Ya no soporto más, a cada rincón que miro, los recuerdos me agobian más de lo que podría creer y..no lo soporto más.
He tomado una decisión y sé que, no habrá vuelta atrás de esto. Ya he arreglado todo lo necesario, ahora solo me queda cambiarme, dejar a mi lado el único objeto que me queda simbolizando algo de cariño y...quizás, si algún día a alguien realmente le importe lo que esta noche haré, y si lee esto esa persona, quiero que sepa que la amo con cada fibra de mi ser.. y que me perdone por todo.
Lo siento...
Dulces sueños y buenas noches, mommy te ama.. y siempre lo hará..
Pase y pese a todo..
Hillary G. Flemming.»
Las lagrimas afloraron como agua que surca el mar, como olas que golpean rocas, esto era un golpe bajo para la joven Flemming. Siempre había querido saber que era lo que pasaba por la mente de su madre cuando hizo semejante barbarie contra sí misma.
Las gotas saladas cayeron sobre el final de la página leída. Pasó su mano rápidamente por sus mejillas en un intento de secar el agua en ellas, pero surgían más y eran imposibles de detener.
Afuera de la casa, una mujer morena se hallaba parada bajo la sombra del inmenso árbol que había en la vereda de la casa frente a la residencia de Isobel Flemming.
Los ojos de la desconocida permanecieron cerrados y hacía un lado a medida que oíá a la mujer de adentro leer semejante nota.
Permaneció así pese a que algo irrumpió su audición, presintió a alguien parado tras ella.
- Tenemos una hermosa mujer de hija..
Dijo la mujer, parecía hablar al viento, pero no era así, le hablaba a quien estaba parado tras ella, de cierta forma.
- Salió a ti..
Respondió esa voz tan varonil, fuerte y al mismo tiempo suave y calma. La mujer se giró hacía él, abriendo sus ojos en el trayecto, dejando ver los mismos húmedos y con un color más marino de lo normal. Su maquillaje estaba húmedo alrededor de sus ojos, pero aún así, su delineador permanecía allí, firme.
La figura que estaba allí parada, reposada contra el árbol, con sus brazos cruzados, con una media sonrisa ladina casi tierna podría decirse. Su atuendo de cuero hacía resaltar sus ojos azulados, un tono más oscuros que los de la mujer. La cual, dio un par de pasos lentos hacía él, cruzada de brazos, queriendo parecer seria.
- No importa como luzca.. -Empezó a decir la mujer.-
- Siempre te encuentro.. -Terminando la frase. Él hombre se irguió y dio un paso hacía ella.- Siempre lo haré.. Luna..
- Lo sé.. -Prosiguió la mujer a ya escasos centímetros del hombre.- Alexander -Esbozando una pequeña sonrisa dulce, perdiéndose en esos orbes tan penetrantes que poseía como ojos.-
1994. Hospital Reginal, Downtown, Virginia.
Un joven de no mas de 20 y tantos años, caminaba acompañada de un policia hacía la Morgue del Hospital.
La muchacha miraba cada sitio detalladamente, aún no podía creer el estar en esa situación ni mucho menos el saber que tendría que, posiblemente reconocer el cuerpo de alguien querido, pero...así era.
Llegaron a la amplía puerta de la sala, la cual fue abierta por el oficial, quién le cedió el paso, mientras el médico se acercaba a estrechar su mano a modo de cortesía.
- Señorita, sé que esto habrá de ser doloroso pero.. debe hacerlo.
Dijo el médico al verla, como preparándola para lo que le esperaba a la joven. La cual, clavo sus ojos azulados en el hombre, ojos que ya se hallaban humedecidos con el solo hecho de pensar que quién se hallaba en la mesa cubierta por esa fina sábana era su madre.
- Esto lista..
Simplemente dijo dando unos pasos hacía allí, mientras el médico se acomodaba de forma paralela a la jovencilla. Soteniendo el borde del manto que recubría el cuerpo, miró a la muchacha la como para asegurarse de ello, pese a su estado. Volvió su vista al manto y lo corrió un poco, dejando ver a una mujer de un poco más de unos 40 y tantos años, que práctiamente no se le notaban, cabellera negra azabache y con algunos bucles aún firmes en ella.
- ¿La conoce?
Preguntó el oficial a su lado y el médico dirigió su mirada hacía la joven, expectante.
Los ojos de la muchacha se humedecieron, sus ojos azulgrisaceos se volvieron aún más marinos de lo que eran, llevó una de sus manos a sus labios, cubriéndolos, no podía correr la vista de la figura que yacía allí. Lo único que atinó a hacer fue a asentar a duras penas.
El médico anotó en el informe que la “jane doe” ya no era más así, sino que había sido reconocida.
- Diga su nombre.- Pidió el oficial, como para que constase.-
- Es... Hillary Génesis Flemming.. -Con voz entrecortada. Trataba de contenerse pero no podía, pequeñas lagrimas afloraron de sus ojos y se escurrían por sus mejillas.- Y...soy su hija.
Fin Flashback.
Isobel subió las escaleras de la casa donde vivía prácticamente corriendo, fue hacía una de las habitaciones y se metió directo en el armario, quería bajar una de las pocas cajas que le habían quedado y que Rick había conservado de ella, ya que sabía lo que significaba para la mujer.
Una vez que la bajó, la poso en el suelo y se arrodilló a su lado. Una caja polvirienta, vieja, de color de marrón, tenía una inscipción al costado «recuerdos de familia», era lo único que le había quedado de sus padres, de su familia en sí y lo llevaba consigo, tal vez por miedo a terminar de perderse a sí misma, tal vez por arrepentimiento, dolor.. ¿Quién sabe? pero lo único seguro era que lo llevaba consigo siempre y al parecer, Rick lo había conservado por ello, era parte de la humanidad de la mujer y era lo único que quedaba de ella.
Se quedo viendo la caja unos segundos, pasando su mano por encima pero sin tocarlo, dudaba sobre si abrirlo o no, pero al final lo hizo, quitó la cinta que traía encima y lo destapó. Un pequeño retrato estaba de primero, recubriendo lo de abajo. Una foto en la cual una muy jovencilla niña se hallaba entremedio de sus padres, la madre tenía un vientre abultado, como si le faltase poco para dar a luz.
Isobel sostuvo la foto unos segundos, sin poder despegar su vista de cada figura en ella, pasando la punta de los dedos indice y medio de la mano izquierda, las lagrimas se escurrieron por sus mejillas, algunas impactando en su trayecto final en dicha foto.
Nadie supo como había sido la infancia de la mujer, pero había sido la infancia normal de cualquier niño: consentida, mimada, querida y protegida de sus padres. Incluso cuando tenía 15 estuvo a punto de ser, por primera vez, hermana mayor... pero eso cambio con la muerte de su padre. Esa había sido la última foto que tenía con su familia, con sus padres, con su no nato hermano.
Quitó rápidamente la mano de sobre la foto y la dejo de lado, no era eso lo que realmente estaba buscando, quería asegurarse de que su memoria fuese real y que la letra de la nota fuese de la persona que se suponía que provenía. Corrió un albúm familia pequeño que había y allí estaba. El diario de su madre.
Desde que había tenido que sacar las cosas de la misma de la casa, nunca se había atrevido a leerlo por temor a lo que pudiese hallar allí. Pero lo abrió en una de las páginas y presto atención al detalle de las letras, la forma de las mismas. Sacó de su bolsillo la nota que había llegado con el medallón y pasaba su vista de uno a otro, comparándolos.
Eran iguales, coincidian. No había duda alguna que fuese la letra de Hillary Flemming. Y esa letra era incluso imposible de copiar, si lo sabría Isobel..
Guardó la nota de vuelta en el bolsillo y cerró sus ojos queriendo contener las lagrimas que seguían en su intento de escaparse de sus ojos. Ojos que eran muy similares a los de su madre.
Cuando los reabrió, la curiosidad la pudo más que nunca, quería armarse de valor y leer la última anotación que estaba allí, quería saber si su madre había escrito algo antes de hacer lo que hizo, antes de cometer semejante acto contra sí misma.. Abrió la última página y lo leyó..
« Querido Diario...
Has sido testigo de todo lo que viví, sentí, sufrí y lloré. Pero ya no puedo más...La pérdida de mi esposo y de mi..de nuestro bebé. Creí que el trabajo me ayudaría pero..No me ayuda a olvidar. Ya no soporto más, a cada rincón que miro, los recuerdos me agobian más de lo que podría creer y..no lo soporto más.
He tomado una decisión y sé que, no habrá vuelta atrás de esto. Ya he arreglado todo lo necesario, ahora solo me queda cambiarme, dejar a mi lado el único objeto que me queda simbolizando algo de cariño y...quizás, si algún día a alguien realmente le importe lo que esta noche haré, y si lee esto esa persona, quiero que sepa que la amo con cada fibra de mi ser.. y que me perdone por todo.
Lo siento...
Dulces sueños y buenas noches, mommy te ama.. y siempre lo hará..
Pase y pese a todo..
Hillary G. Flemming.»
Las lagrimas afloraron como agua que surca el mar, como olas que golpean rocas, esto era un golpe bajo para la joven Flemming. Siempre había querido saber que era lo que pasaba por la mente de su madre cuando hizo semejante barbarie contra sí misma.
Las gotas saladas cayeron sobre el final de la página leída. Pasó su mano rápidamente por sus mejillas en un intento de secar el agua en ellas, pero surgían más y eran imposibles de detener.
Afuera de la casa, una mujer morena se hallaba parada bajo la sombra del inmenso árbol que había en la vereda de la casa frente a la residencia de Isobel Flemming.
Los ojos de la desconocida permanecieron cerrados y hacía un lado a medida que oíá a la mujer de adentro leer semejante nota.
Permaneció así pese a que algo irrumpió su audición, presintió a alguien parado tras ella.
- Tenemos una hermosa mujer de hija..
Dijo la mujer, parecía hablar al viento, pero no era así, le hablaba a quien estaba parado tras ella, de cierta forma.
- Salió a ti..
Respondió esa voz tan varonil, fuerte y al mismo tiempo suave y calma. La mujer se giró hacía él, abriendo sus ojos en el trayecto, dejando ver los mismos húmedos y con un color más marino de lo normal. Su maquillaje estaba húmedo alrededor de sus ojos, pero aún así, su delineador permanecía allí, firme.
La figura que estaba allí parada, reposada contra el árbol, con sus brazos cruzados, con una media sonrisa ladina casi tierna podría decirse. Su atuendo de cuero hacía resaltar sus ojos azulados, un tono más oscuros que los de la mujer. La cual, dio un par de pasos lentos hacía él, cruzada de brazos, queriendo parecer seria.
- No importa como luzca.. -Empezó a decir la mujer.-
- Siempre te encuentro.. -Terminando la frase. Él hombre se irguió y dio un paso hacía ella.- Siempre lo haré.. Luna..
- Lo sé.. -Prosiguió la mujer a ya escasos centímetros del hombre.- Alexander -Esbozando una pequeña sonrisa dulce, perdiéndose en esos orbes tan penetrantes que poseía como ojos.-
lunes, 10 de noviembre de 2014
Obsequios.
Reapareció a la vuelta de la esquina del Grill, obviamente precavida de que nadie la viese, lo que menos quería era ser descubierta antes de tiempo. Una vez en el sitio, y luego de asegurarse que no fue vista, avanzó hacía la entrada del Grill, sitio al que entró y avanzó hacía la barra, viendo de reojo los alrededores.
Se freno cuando en la barra del sitio vio a dos figuras, una de ellas muy verdaderamente reconocida por la mujer. Se quedo estática lo que parecieron una eternidad y cuando consiguió volver en sí, de cierta de forma, se sentó en la primer mesa que encontró, dejando sobre la misma una pequeña caja en tono azulmarino y con una conta lila recubriéndola.
Prácticamente no había gente a esa hora en el Grill, algunos almorzando, otros simplemente bebiendo algunas copas como ya era costumbre.
Se freno cuando en la barra del sitio vio a dos figuras, una de ellas muy verdaderamente reconocida por la mujer. Se quedo estática lo que parecieron una eternidad y cuando consiguió volver en sí, de cierta de forma, se sentó en la primer mesa que encontró, dejando sobre la misma una pequeña caja en tono azulmarino y con una conta lila recubriéndola.
Prácticamente no había gente a esa hora en el Grill, algunos almorzando, otros simplemente bebiendo algunas copas como ya era costumbre.
viernes, 7 de noviembre de 2014
«Talismán»
La residencia Black, cuyo living se hallaba dado vueltas por decirlo de una manera. El sillón de cuero blanco fue corrido de su sitio, la mesa del centro puesta a un costado, y varias velas de color rojo fueron puestas alrededor de la sala, encima de la chimenea, la mesa y en el suelo, casi como creando un círculo alrededor de la joven Tiara quién se encontraba sentada en el suelo, frente a la chimenea peor a una distancia considerable, con sus piernas cruzadas sus manos puestas sobre el costado de piernas que daban hacía arriba. Sus ojos cerrados, pero estaba atenta a lo que ocurría a su alrededor.
A su alrededor habían algunos objetos, formando un circulo. Anillos, medallones y demás joyería de plata, otros con gemas preciosas, cualquier diría que estaba creando algún hechizo complicado y energético, pero no. Estaba hechizando cada objeto con un hechizo protector especial, pero no lo hacía para cualquiera, lo hacía para quienes ella consideraba que debían ser protegidos.
A su alrededor habían algunos objetos, formando un circulo. Anillos, medallones y demás joyería de plata, otros con gemas preciosas, cualquier diría que estaba creando algún hechizo complicado y energético, pero no. Estaba hechizando cada objeto con un hechizo protector especial, pero no lo hacía para cualquiera, lo hacía para quienes ella consideraba que debían ser protegidos.
martes, 4 de noviembre de 2014
Original Travellers: Two millennia of judgment by a Dagger
Hace poco mas de 1900 años. America. Ex-Comunidad Traveller.
Hacían pocas horas había amanecido, el sol estaba brillante y el día era lleno luz y paz. El castillo estaba en paz. Desde hacía tres años que ya no habían demasiados Travellers habitando la pequeña comunidad que ahora solo era habitada por jovenes Brujas estudiando con las Hermanas Valerious el dominio de sus habilidades y la magia en general.
Hera, la menor de ambas, se hallaba en una de las habitaciones del segundo piso del Castillo, sentada en el suelo, cuyo vestido azulmarino con tonos lilas y azules mas fuertes cubrían gran parte del suelo de su alrededor, era un vestido simple pero elaborado. Su cabellera enrulada azabache oscura suelta y sus ojos amarronados avellana clavados en la figura de mármol que yacía delante suyo, petrificada con sus brazos en forma de cruz delante de su pecho y abdomen, los ojos de la misma cerrados, expectantes, pero eso no significaba que no sintiese ni le doliese lo que pasase por ella y a su alrededor.
Hacían pocas horas había amanecido, el sol estaba brillante y el día era lleno luz y paz. El castillo estaba en paz. Desde hacía tres años que ya no habían demasiados Travellers habitando la pequeña comunidad que ahora solo era habitada por jovenes Brujas estudiando con las Hermanas Valerious el dominio de sus habilidades y la magia en general.
Hera, la menor de ambas, se hallaba en una de las habitaciones del segundo piso del Castillo, sentada en el suelo, cuyo vestido azulmarino con tonos lilas y azules mas fuertes cubrían gran parte del suelo de su alrededor, era un vestido simple pero elaborado. Su cabellera enrulada azabache oscura suelta y sus ojos amarronados avellana clavados en la figura de mármol que yacía delante suyo, petrificada con sus brazos en forma de cruz delante de su pecho y abdomen, los ojos de la misma cerrados, expectantes, pero eso no significaba que no sintiese ni le doliese lo que pasase por ella y a su alrededor.
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