martes, 18 de noviembre de 2014

«Lo prometo»

Isobel salió apurada de su nueva residencia, cerró bien la puerta principal, y camino hacía la vereda por la cual siguió su camino, llevaba consigo un pequeño bolso en tono negro, combinando con su atuendo en tonos similares. Sin notar que sus padres estaban de la mano de enfrente a ella, observándola, viendo como había cambiado y crecido.

De pronto, ambos la perdieron de vista, ya que la aparente joven mujer uso su velocidad vampírica para desaparecer y llegar más rápido a su destino.
Pasaron solo unos minutos para que la Petrova llegase a la Mansión Salvatore, a la cual entró como si fuese su propia casa. Al entrar, vio a Rick y a Stefan hablando.
No le dio importancia a ello, se acercó a quién fue su esposo alguna vez y le dio una bofetada con todas las fuerzas que poseía su cuerpo y su condición vampira. El hombre se llevo la mano al sitio golpeado, donde había quedado marcada la mano de la mujer.




- ¿A que vino eso? - Pregunto confuso Rick, sin entender el porqué de aquello.-

- ¿Tu a que crees? -Preguntó la mujer irónica. Rick no entendía nada, siquiera la acción de su ex esposa.-

- Iso..¿Que te ocurre? -Quería escucharla decir el problema que tenía como para semejante golpe.-

- No te hagas el que no sabe.. -Sacando de su bolso el diario de su madre y el obsequio recibido, los cuales se llevaron la mirada del hombre y del menor del Salvatore.- Sabías lo que significaban las cosas de mi madre y calcaste su letra y me enviaste esto. -Señalando el colgante que había traído consigo.-

- Claro que no -Se defendía el hombre levantando la mirada hacía su ex esposa- Y si , se lo que significa para ti pero.. nunca haría algo así, Isobel.

- En su defensa -Empezó a decir Stefan.- Estuvo conmigo toda la tarde.. y resulta que también recibimos cosas de Hannah, su letra, igual que eso -Señalándo con la mirada las pertenencias de la Petrova.

- Parece que todos hemos recibido cosas eh.. -Entraban Matt, Carol y Elena con pequeñas cajitas similares a la que traía Isobel, solo que la suya se parecía más a la que tenía Elena en su poder.-

- ¿Así que Hillary Flemming es algo tuyo, no? - Pregunaba la doppelgänger a su madre mientras se acercaba a los sillones, sin perderla de vista.-

- Era..-Su voz parecía querer quebrarse.- Era mi madre.. -Termino de decir.-

- Quizás ande por aquí, si  envió esto.. -Sacando de su cajita una medalla con una pequeña estrella en plata y su inicial en el medio.-

- Eso es imposible Elena.. -La joven la quedo viendo confundida, al igual que el resto.- Mi madre falleció en el '94 y yo tuve que reconocer su cuerpo..

Sus ojos se humedecieron con el solo hecho de recordar aquella situación. La petrova se dejo caer pesadamente en el sillón, casi como si se hubiese quebrado al decir eso. Al parecer, no toda su humanidad se había ido del todo. Su ex esposo se sentó a su lado y tomo su mano de una manera dulce, la cual fue recibida por la mujer.

- ¿Entonces como es posible que..? -Comenzó a preguntar Caroline-

- Ahora los muertos envian regalos, o al menos eso parece -Irónizó Matty sin querer creerlo aún.-

- No... -Negó el menor de los Salvatore.- alguien esta jugando con nosotros, dudo que sea por.. “protección” como dicen las notas.

- ¿Y si lo es? - Saltó la voz de Elena, llevándose la mirada de todos.- ¿Que tal si.. ellas regresaron para protegernos de algo y.. esta es su forma? -Su madre clavó su mirada en ella, mientras la joven se acercó a ella y se sentó a su lado.-

- Lo dudo.. mi madre era humana y no estaba del otro lado, es.. -tomando una bocanada de aire.- es diferente a lo de su amiga Hannah..

Allí bajó Damon por las escaleras a paso calmo y al mismo tiempo parecía extrañado y abstraído, como sorprendido más bien. Traía su móvil en su mano y no le quitaba sus ojos azulmarinos del mismo.

- ¿Ocurre algo? - Pregunto Stefan viendo a su hermano.- ¡Damon! - Volvió a llamar y solo ahí, el hombre levantó la mirada hacía quién lo llamaba.- ¿Que tienes?

- Hannah quiere verme..-Fue lo único que salió de sus labios.- Ella.. ella quiere verme -Volvió a repetir.-

- ¿Cuando? - Volvió a preguntar el castaño.

Nadie podía creer aquello, bueno, si podían teniendo en cuenta los regalos y lo que estaba pasando. Pero realmente era imposible. Ella no pudo haber regresado del otro lado, al menos no lo creían posible y menos teniendo en cuenta los meses que habían pasado y que recién ahora fuese capaz de tratar de ver directamente a Damon.
El cual iba directamente hacía la puerta de entrada, guardando el móvil en su bolsillo.

- Hoy.. en 20 minutos. -Respondió simplemente.- Cerca de donde era nuestra vieja casa. -Stefan fue hacía él a velocidad vampira y se paro medio de lado de frente a él, fijando su vista en la de su hermano mayor.- Quitate, hermanito.. -Ordeno el hombre mayor.-

- Puede ser una trampa.. -Musito el castaño haciendo caso omiso a su hermano.- Ten cuidado.. -Advirtió el joven.

Su hermano simplemente lo rodeó y salió como si nada rumbo a su encuentro. Pero ni bien salió del lugar, pudo notar la presencia de dos sujetos, los cuales parecían estar cerca y al mismo tiempo lejos de la mansión. Solo observando.
Trato de no darle importancia y uso su velocidad vampira para ir al sitio donde tenía su “cita” con su..¿Chica? De cierta forma podría decirse que si.


El sitio y la hora correctas. El aire de la tarde era un tanto pesado teniendo en cuenta la temporada que era, el otoño se suponía que ya debía de ser más frío concorde pasasen las semanas. Pero no esa tarde.
El calor se hacía notar demasiado, el aire enue y cálido, y las pequeñas flores emergentes de algunas plantas raras que allí yacían. Flores llamativas y coloridas.
Conforme el mayor de los Salvatore se adentraba más a paso lento al sitio, más notorio era el aparente cambio de estación, sus colores y demás.
Algunas de las ruinas de lo que era la entrada principal de la antigua imponente Mansión Salvatore permanecían de pie. Pero nada de eso importaba. Solo la figura que estaba allí, parada de espaldas a él, viendo como algunas pequeñas florecillas emergían de una enredadera que daba a una de las paredes.

La melena de la joven mujer caía como una castada de su cabeza, el color amarronado azabache, incluso cobrizo a la luz del sol, con algunos pocos bucles en él. Una capa de color violeta tenue que salía desde sus hombros, medio recubierto por su abultada cabellera, y que llegaba hasta el suelo. Lucía como un ángel.
El hombre se acercó despacio, sin querer darse a notar aún, pero..

- Creí que no vendrías.. -Resonó la voz de la joven por el lugar, aún sin verle directamente.

Su voz, parecía no haber cambiado a lo que recordaba Damon. Los ojos del hombre tomaron un brillo especial, con tan solo oírla pudo hacer que el viejo corazón del hombre latiese con más intensidad cada vez, y fue aún más fuerte cuando se ladeo y fijo sus ojos en los de él. Le dedicó una sonrisa dulce y calma a medida que daba unos pasos hacía él.

- Hannah.. -Es lo único que pudo salir de los labios del mayor de los Salvatore. No parecía caer en que la tenía delante suyo.-

- Hola Damon.. -Dijo casi en susurro sin quitar su pequeña sonrisa dulce.

Damon realmente no reaccionó durante unos segundos, pero cuando lo hizo, lo único que atino a hacer fue a ir hasta la joven, tomarla de la cintura, apegarla completamente a él y besarla con una pasión y un cariño inigualables y contenidos durante.. quién sabe cuanto tiempo.
Beso que fue correspondido sin dudas. Hannah poso su mano en la mejilla del hombre y la otra en el pecho del mismo, sintiendo el latir acelerado de su corazón, prácticamente acomparsándose con el propio.
Al cabo de unos minutos, los amantes debieron de separarse por obligación. La falta de aire ante semejante pasión y amor era demasiada. Pero eso no quitaba que permaneciesen cerca, rozando sus labios, con la respiración jadeante y sus ojos entrecerrados, los de Damon fijados a los labios de la jovencilla delante suyo.

- Extrañaba esos besos.. -Musito la joven entre los labios del hombre. El cual, levantó la vista, encontrándose con esos ojos amarronados chocolates tan únicos.-

- No eras la única.. -Replico el hombre sonriendo de forma pícara y relamiéndose los labios.- Creí que querías jugar.. niña traviesa.

- Quiero.. y al mismo tiempo no quiero. -Acariciando su mejilla, poniendo medio de lado su rostro aún sin perder de vista sus ojos.-

- ¿Que significa eso?¿Por qué tanto misterio? - Preguntaba entre confuso y curioso. Acariciando suavemente la cintura de la mujer.-

- Porque así es mejor.. -Replico la joven con tono divertido.- ...Más entretenido.. -Queriendo no darle mucha importancia a ello.-

- Hannah..-Comenzó a decir Damon, casi como si estuviese suplicándole que fuese honesta para con él, y ella lo entendió. Suspiro pesado y se alejo un poco de él.-

- Seré honesta contigo.. solo si prometes no.. -Empezó a decir la joven Lorden, No sabía como pedirlo realmente pero sabía lo que quería pedirle.-.. no asustarte de mi, ni decirle a nadie.. Solo prometemelo y te mostraré..

Hannah corrió la mirada hacía un lado, casi como si tuviese miedo o pánico de algo, Damon no entendía bien el porque de ello, pero asentó. Tenía curiosidad de saber que era lo que le pasaba a la joven y, la amaba tanto que no podría enojársele nunca. «Lo prometo» Se escucho tenuemente de los labios del Salvatore. Hannah tomo una bocanada de aire y una bruma pálida comenzó a envolverla de a poco. Haciéndola desaparecer por completo al llegar a la cabeza.

Damon se asustó por un instante y fue hacía donde estaba parada anteriormente la joven y miró por todo lados. «¡Hannah!» gritó una vez y se quedo escuchando. Estaba preocupado, nunca había visto algo semejante, esa bruma.. pero al mismo tiempo le parecía familiar, no sabía como pero.. así era.

- Recuerda lo que me prometiste..

Se escuchó una voz un tanto más fuerte en cuanto al tono de la joven Lorden, y al mismo tiempo tenía esa dulzura tan particular en la misma.
Damon se giró hacía donde provenía la voz. No había nadie allí visible, excepto.. detrás de uno de los arboles florecidos y llenos de enredaderas pudo notar unos ojos chocolates tan particulares, unos labios rojos carmesí podían traslucirse en contraste con aquel color verde del follaje de los alrededores.

- Mantengo mi promesa..

Dijo firme en su palabra. Si algo lo caracterizaba era que mantenía su palabra no importaba como, si no, véase como ha conseguido darle a su hermano menor su prometida “eternidad de miseria y dolor” luego de hacerlo convertir en lo que es hoy.
Una mujer de aparente mediana edad, con el cabello sujeto en una coleta, una blusa violacia y un pantalón de vestir en negro, con zapatos haciendo juego, afloró muy tímida y lentamente desde detrás del árbol. Sus ojos se manteían clavados en el hombre, el cual no salía de su asombro.

- ¿Quién...Quién..eres?

No podía negar que la mujer era bellísima, tenía esa particular mirada, la cual la reconocía a la perfección pero.. estaba confundido sobre quién era la mujer. Aunque al parecer lo había oído prometer lo que le prometió a Hannah y.. No, no podía ser lo que estaba pasando por su mente.



         Continuará...

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