Bulgaría, hace 1500 años. [En las cercanías de lo que es hoy la Ciudad de Sofía.]
Un nuevo y próspero día llegaba a la pequeña cabaña habitada por Ichabot Decraine y su flamante y bella esposa, Jessamina Petrova. Una joven de ascendencia Griega, de ojos amarronados, piel tersa y tersa, figura perfecta, cuya familia se asentó allí, en el Oeste del recientemente creado País hacía casi 6 años.
Pero volviendo al tema, la joven esposa de este hombre, una jovencilla con sueños, anhelos y esperanzas de formar su propia familia y fue algo que parecía volverse realidad cuando dió su mano en matrimonio a quien amanecía hoy a su lado desde hacía un año ya.
Aunque algunas cosas, últimamente no parecían lógicas o incluso, extrañas sucedían en las últimas semanas: ella, cada vez que amanecía, se despertaba y notaba pequeñas heridas en su piel (en brazos, piernas, manos, muñecas, etc.).
No sabía exactamente que sucedía en las noches cuando dormía ni quien se lo hacía o el porque su esposo no lo sentía tampoco, o quizás si, y tal vez él también lo tenía y no le decía.. Era una posibilidad. Aun así, lo mantenía oculto del resto, incluyendo a su familia, lo que menos quería era que pensasen mal de su esposo sin razón.. o con justa razón, según...
Pero todo tenía su límite...
El día paso rápido, hizo sus quehaceres díarios como buena ama de casa que era y antes que llegase el ocaso comenzó a preparar la cena, mientras lo hacía escuchó como su esposo entraba en la casa. Quería preguntarle de una vez si él era quien la lastimaba o si sabía que sucedía.
Ichabot ingresó en la cocina y la vio de espaldas, fue a acercársele para darle un beso por detrás pero ella se giró antes y lo miro directo a los ojos. Estaba mas seria que nunca, y eso era raro..
- Solo dime que no eres tu o que sabes quién es...
- ¿De que hablas? -Pregunto confundido, ella dio un paso hacía él, casi con tono de súplica.-
- Solo dímelo.. por favor Ichabot.. -Él suspiro pesado y corrió la vista-
- Sé mas específica, Jessamine -Exigió el hombre a medida que se cruzaba de brazos y volvía la vista a ella.-
- ¿Que a que me refiero? -Preguntaba ella irónizando, casi conteniendo rabia. De imprevisto se levantó la manga de su vestido y dejo ver pequeñas heridas aun bien marcadas, algunas viejas y otras nuevas.- ¡A esto me refiero!
El hombre miró las heridas y sin darse cuenta una sonrisa media de lado y tenue asomó por su rostro, algo que no paso desapercibido para la primer doppelgänger, a la cual la rabia parecía salirse en cada respiración que daba, ya que se agitó dicha respiración.
- ¡Esto no es para reírse! -Dijo la mujer bajándose la manga, él solo se acercó a ella, la tomo por uno de sus hombros y parecía que iba a pasar su mano por su cintura- Ichabot, te suplico que me digas que pasa.. -El tomo el cuchillo que estaba tras ella sin que la misma lo notase.-
- Nada, mi querida, tan solo confía en mi..
Fue acercando el cuchillo hacía delante y hubiese pasado desapercibido de no ser porque ligeramente rozo el cuerpo de la joven, la cual desvió su vista hacía abajo y volvió a él, viéndole directo a los ojos.
- ¿Que haces? - Preocupada-
- Nada... solo confía en mi...
Acto seguido, levantó el cuchillo en dirección a ella, la cual lo esquivó rápidamente, casi sin darse cuenta, solo por instinto y comenzó a correr por la pequeña cocina improvisada.
- ¡Ichabot, por favor!
La joven suplicaba a su esposo sollozando, escondida casi detrás de una silla, evitándose acercar a él, cosa que él quería hacer y cuando ella lo veía hacerlo, daba pasos en contra camino al de él.
- Jessamina... ven..no tengas miedo- Le decía con cuchillo en mano, pero bajo.-
- ¡Dime por qué! -Exigía la joven con lagrimas en sus ojos. Él solo rió y dijo.-
- Gajes que tienes por ser la Doppelgänger Petrova..
Dicho esto, salió casi corriendo en dirección a la joven morena, la cual salió corriendo hacía la puerta principal, casi sin rumbo fijo, solo pensaba en correr y no dejarlo lastimarla. Miraba hacía atrás para ver que no la siguiese, pero lo hacía. Ella solo corría y corría, temerosa de su vida y de..de su bebe. Si, Jessamina había descubierto el día anterior sobre su embarazo y ahora temía por ambos.
Él bosque era inmenso y lleno de raíces y hojas caídas, oscuro ya que la noche estaba llegando a su punto mas oscuro en la zona, aunque aun no era tan tarde en horario, si lo era por la oscuridad de la época en la cual estaba y el invierno hacía que la tarde mas cercana al ocaso pareciese como una medianoche eterna..
De un momento a otro, y sin darse cuenta, tropezó con una raíz de un árbol que sobresalía del suelo. Cayó por un barranco, rodó durante lo que parecieron horas, hasta que tocó el suelo firme y allí quedo, tendida en el frío y húmedo colchón de hojas caídas allí.
Ichabot pasó por cerca de donde ella cayó, aun con la cuchilla en mano, buscándola con la mirada por todos lados, pero no la hallaba, según sus pensamientos, ella había llegado con su familia y ahora él necesitaba huír. Como había hecho toda su vida..
Se giró en la dirección de la cual provenía y regresó a casa, buscando aun con la mirada por el camino a ver si había señales de su joven y bella y..doppelgänger esposa. Pero no fue así.
Al llegar, empacó algunas cosas y luego se arrepintió de la idea de huír, en caso de que no hubiese llegado a su familia y se notase su desaparición, no podía quedar como si fuese el culpable. Tenía que guardar las apariencias, al menos por un tiempo..
Las horas pasaron lentamente, y de a poco, Jessamina iba recuperando la consciencia, veía borroso y parecía que todo estaba dando vueltas alrededor de ella. Pero estaba acostada, las cosas no flotaban, solo su mente devariante y aun contusionada por aquella caída.
Como pudo se fue poniendo derecha en la cama, sujetándose con una mano la cabeza y con la otra se apoya en la cama para poder mantener un equilibrio para levantarse.
Trato de abrir bien sus ojos para ver donde estaba, apenas pudo distinguir una figura borrosa que se acercaba a ella.
«Al fin despertaste...creía que no lo harías..»
Se oyó la voz suave y calma de una joven mujer, quién se sentó a su lado en la cama junto a ella, traía consigo un recipiente con agua y un paño de seda, al cual lo remojo en el agua y se lo colocó en la frente a la joven.
- ¿Que pasó? -Preguntó Jessamina reocbrando su visión normal y no quitándosela de encima a la desconocida.-
- Te encontramos con mi hermana en el bosque.. -Comenzó a decir la joven mientras acomodaba el paño, pasándoselo por la frente y sonriendo tenue.- Estabas mal herida y te trajimos a casa.. No podíamos dejarte allí.
- ¿Quién eres? - Pregunto la joven Petrova con un poco de miedo y..pánico. La joven mujer la miró e hizo una leve reverencia con la cabeza a medida que decía.-
- Cassiopea Valerious...
Por alguna razón, Jessamina sintió que podía confiarse en ella, que la cuidaría, solo que no sabía el porque lo sentía así. Esa joven le inspiraba confianza. Sus ojos chocolates, parecidos a los propios y cabellera casi cobriza la hacían parecer un ángel, su atuendo era tenue, y a los ojos de cualquier pasaría desapercibida
Simplemente se limito a asentir y sonreírle agradecida por haberla ayudado y.. Un segundo. ¿Y su bebé? Ella estaba embarazada, quizás debería de decir su estado y pedir ayuda por él o ella y..
No pudo seguir pensando en ello que entre el dolor de cabeza que tenía y el ruido de pasos que se acercaban y su dolor en todo el cuerpo en general la hicieron recostar nuevamente hacía atrás, dejándose caer y cuidar por la jovencita a su lado.
- Veo que ya despertó..
Resonó una voz un tanto mas suave que la de la joven llamada Cassiopea. Dirigió su vista hacía la dueña de la voz y pudo ver a una jovencilla parecida en razgos físicos a la primera. Sus ojos azulados casi grisaceos y su cabellera negra con tenues buucles en ella la hacían aun mas parecida a la que se hallaba a su lado.
- Si.. Ya me preocupaba que no lo estaba haciendo - Respondió Cassiopea ladeándose un poco para verla y sonreírle. Luego volvió la vista a Jessamina.- Ella es mi hermana melliza, Cassandra..
- ¿Y tu, mi joven amiga? - Preguntaba la ahora nombrada Cassandra, mientras se acercaba a ellas, cruzada de brazos y sentándose al borde de la cama.- ¿Cual es tu nombre?
- Jessamina.. Petrova -Dijo con algo de timidez. Cassandra le hizo el mismo gesto que su hermana, una leve reverencia. Le tomo la mano y le sonrió dulce.-
- Un placer Jessamina - Respondió ella.-
- ¿Como fue que tuviste semejante accidente? -Pregunto Cassiopea con cierta curiosidad-
- Pudiste haber muerto.. -Prosiguió Cassandra casi con un tono de preocupación.- ¿Perseguías a alguien o eras perseguida? - Pregunto sin vueltas.-
- ¡Cassandra! -Su hermana la reprendió por la pregunta, y la mencionada solo rió.- Disculpa la indiscreción de mi hermana. -Dijo la joven Cassidy. Jessamina solo asentó.-
- Me... -Se aclaro la garganta. No sabía bien como decirlo.- Me...escapaba de... alguien.
- Oh... ¿Quién? - Repreguntó la morena que llego última. Jessamina corrió la mirada hacía un costado-
- Si no quieres decirlo, no lo hagas...-Dijo dulce Cassiopea, la Petrova asentó.- Ahora mejor descansa.. lo necesitas
Dijo la joven a medida que quitaba el paño de su frente y poniéndolo de regreso en el pequeño recipiente, cuya agua ya no era tan fría como antes. Cassandra susurró algo que casi pasa desapercibido, pero no ahora «Descansa que tu bebé también lo necesita» y acto seguido, la morena se levantó de la cama y salió de la pequeña habitación, seguida de su hermana quién cubrió bien con la manta a la joven Petrova y luego le dio un tierno beso en la frente, para luego salir de la habitación tras su hermana.
De manera protectora, Jessamina llevo sus manos a su vientre, una mano encima de la otra. Temía por su bebé y lo que pudiese pasarle por su accidente. Pero mantenía su optimismo y creía que estarían bien.
De a poco...fue cayendo nuevamente en los brazos de Morfeo, pensando en su bebé y lo que habían pasado en menos de 24 horas. Tenía dudas, si, incluyendo miedo y pánico de lo que pudiese pasarle pero allí... allí se sentía segura solo, que no sabía porque...
En la cercanías de la puerta de salida de la pequeña cabaña, las dueñas de casa hablaban entre ellas, entre susurros. Haciéndose señas entre ellas, intentando no gritar para que su huesped descansase.
Pero una de las frases que dijo la mayor de ambas fue la que quedo mas grabada. «Debemos protegerla. Abraxas no puede tenerla, mas de lo que ya la tuvo. Hay que protegerla hasta el final..»
Al menos una cosa era segura...Las dos jovenes hermanas protegerían a Jessamina. La pregunta es.. ¿Por qué lo harían? ¿Por qué proteger a una completa extraña?
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